Segunda. La clase de Religión educa para comprender, debidamente, nuestro pasado y toda nuestra memoria, que es pasado y memoria cosidos con hebras de Religión. Así nuestro arte, nuestra cultura en general, nuestra literatura, nuestra filosofía o nuestras fiestas... Privar a un niño del conocimiento de la Religión, en nuestro caso de la Religión católica, es privarle de la posibilidad de que pueda conocer y comprender las raíces más genuinas de su tradición y cultura.
Tercera. La clase de Religión es una exigencia de nuestra propia realidad sociológica. Imposible comprender nuestro ser y convivir, tanto de pasado como de presente, sin referimos a los componentes religiosos que cruzan nuestra vida y costumbres por los cuatro costados. Al margen del componente religioso, todo intento de comprensión sociológica es imperdonablemente parcial e inválido.
Cuarta. La clase de Religión educa para la mejor de las ciudadanías posibles. Educa para los valores de la paz y el respeto a todos, para el reconocimiento de la dignidad sagrada de cada ser humano, hombre y mujer; educa para la solidaridad y la ayuda a los más pobres y necesitados... Es decir, educa para el amor: amor a Dios, a quien no vemos, a través del amor a los hombres, con los que tenemos que vivir y convivir...
Quinta. La clase de Religión, como servicio supremo a la educación integral del niño, ayuda al despertar de los interrogantes sobre el sentido último y definitivo de la vida. Me explico. El ser humano no se conforma, por muy pragmáticamente que viva, con saber qué va a comer o dónde va a ir de vacaciones este verano o el que viene... Tarde o temprano, necesita respuestas a preguntas más hondas. Por ejemplo: ¿por qué o para qué vivo? ¿qué sentido tiene la vida y qué sentido tiene la muerte? ¿por qué merece la pena luchar y vivir si es que merece eso la pena? ¿somos sólo para el tiempo de esta vida o anhelamos, racional y sensatamente, vivir y prolongarnos en una "tierra nueva" y un "cielo nuevo", como dice la Biblia? Esas son, queramos o no, las cuestiones decisivas...
A estas cuestiones, tan de calado antropológico, tan decisivas para vivir como hombres, ayuda la clase de Religión. Ayuda a que nazcan en el corazón del niño o joven y ayuda a darles una determinada respuesta: en nuestro caso, la respuesta que viene y es Jesús de Nazaret: su vida y su mensaje.
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